Si todavía no me sigues... ¡Apúntate al club!





<<<☺☺☺ >>> QUERID@S LECTOR@s bienvenid@s a mi blog Un solpo de brisa fresca: la lectura. Espero que os sintáis bien en él mientras dure vuestra visita y os gusten mis obras <<<☺☺☺ >>>.


gadgets para blogger

REMES

REMES
Red mundial de escritores en español

martes, 2 de abril de 2024

Asignaturas Pendientes (Una Erasmus para Laura, II parte) Presentación y Cap. 1





       

Sé que una tarjeta simplemente no va a incentivar el ánimo de querer conocer mi nueva novela. Por eso os dejaré en esta página el primer capítulo para que lo leáis y disfrutéis si es el caso.


Capítulo 1


 Un autocar de la compañía ALSA circulaba a una velocidad discreta en la autovía andaluza A-92. Eran las ocho y media de la mañana e iba lleno de pasajeros que se desplazaban; trabajadores, comerciantes, personajes rurales, madres con sus niños, dos curas jóvenes y varios universitarios que regresaban desde su Alma Mater granadina a casa al final de curso. Incluso algún que otro turista mochilero que dejaba atrás su periplo por la ciudad de la Alhambra y ahora, se encaminaba a Málaga, la bella. Lo cierto era que, a esa hora de la mañana, todo el mundo tenía una buena razón para viajar a la capital de la Costa del Sol. El sol brillaba con fuerza desde el amanecer, asegurando un día caluroso. El chófer había conectado el aire acondicionado en la cabina para hacer más liviano el denso y caldeado ambiente que se estaba creando en el autobús lleno de punta a punta y que ya empezaba a resultar molesto. El ronroneo del motor arrullaba a más de uno, que con la cabeza hacia atrás o echada en el hombro del que viajaba al lado, se dejaba llevar por la somnolencia, narcotizado por el traqueteo de los suaves baches que describía la desigualdad de la calzada y el vaivén de las curvas. Carmen Bernal era una de ellos, iba echada sobre el hombro de su hermana Laura. No se había podido resistir y se dejó llevar por la modorra matutina y el ajetreo del viaje que, aunque corto, no dejaba de ser un viaje con sus preparativos que, unidos al cansancio de los atareados últimos días del curso, suponían un gran esfuerzo agotador. Las pasadas semanas del mes de junio habían sido duras y las dos chicas tenían sueño atrasado por las largas noches de trabajo y estudio, que tuvieron que superar en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Granada, donde habían estudiado ese curso. Por eso, al poco rato de salir, el sueño se apoderó de Carmen. Sin embargo, a Laura no la venció el sopor, a pesar de todo. No era que no estuviera cansada, al contrario; ella entregaba lo máximo de sí misma en lo que se trataba de sacar 16 nota, no obstante, aquel curso no había ido tan bien como esperaba. Todo lo vivido en su curso Erasmus, el auge y caída de su relación con Paul McClellan, se había cobrado un alto precio en su ánimo y esto se reflejaba en los resultados académicos más que en ninguna otra faceta de su vida. Para Carmen había sido una sorpresa sacar por primera vez mejores notas que su hermana, lo cual significó una inyección de motivación y estímulo para ella, que le ofreció una seguridad en sí misma que nunca había tenido antes, pues la sombra de Laura, siempre tan brillante y destacada, le pesaba bastante, y superarlo continuamente era harto difícil. Pero estaba claro que nada era imposible y así lo reflejaban los resultados. También era cierto que Laura estaba demasiado afectada, demasiado ocupada en su propia recuperación interior, intentando librarse de ese lastre emocional que la había cambiado de manera considerable. Tanto era así, que sus energías se vieron dispersas por eso mismo. Aunque Carmen sabía perfectamente que el mediocre rendimiento de su hermana durante el curso se debía a unos motivos muy concretos y precisos, ya que, a pesar de que su regreso a casa tras el curso Erasmus había sido sereno y maduro; volver a ser la de antes le llevaría su tiempo, y ese proceso no había acabado ni acabaría mientras Paul McClellan no saliera de su cabeza, pero, sobre todo, de su corazón. Cuando lograra desprenderse de aquellos sentimientos, Laura volvería a ser la misma de antes: una joven alegre, jovial, divertida, con una visión especial para la proyección, para el diseño, con unas habilidades sorprendentes para el interiorismo, una erudita con los juegos con la luz, con los materiales y las armonías. Siempre mejor que su hermana melliza. Carmen era consciente de eso e intentaba aprender de ella, pues la creatividad de Laura fluía incansable, como agua pura de un manantial cuando se empleaba al cien por cien. Ésa había sido la diferencia más notable entre ellas, Carmen era en todo más lenta y pausada, y aunque se esforzaba por alcanzar las mismas cotas de éxito que su hermana, debía acabar por admitirlo, aceptando esa peculiaridad que no la hacía ni mejor ni peor que Laura, pero que aún le hacía rebelarse interiormente contra sí misma, lo que no dejaba de ser de alguna manera un acicate para no caer en el desánimo y seguir en busca de la perfección sin descentrarse en otros asuntos. Los últimos nueve meses habían sido duros y, pese a todo, para Laura los resultados merecieron la pena, habiendo superado sus retos. Y habían valido la pena porque todo el ajetreo y la saturación académica estuvieron jugando el papel de armadura protectora, aislándola de cualquier cosa o noticia que no fueran las materias a estudiar. Así evitaba los impactos directos que le hacían flaquear y que sus mismos pensamientos estrellaban contra su débil integridad anímica. La dureza del nuevo curso la había protegido de sus fragilidades, de la endeble capa de fortaleza fingida que tendió sobre su persona para sobrevivir a la zozobra y al dolor después de descubrir que nada era como parecía, que toda la hermosura y perfección de su 17 relación con Paul era un espejismo, que la realidad era otra muy distinta y estaba profanada por mentiras y engaños, que el amor idílico sólo existe en las novelas y que su momento de princesita de cuento se acabó. Con la templanza del tiempo y la distancia, llegó a poder valorar lo sucedido y se sintió ridícula por la ingenuidad con la que se había comportado, y así creyó comprender que ya, nada de aquello tenía sentido. Sin embargo, estaba extenuada, sin fuerzas para enfrentar cara a cara lo que su corazón albergaba desde su regreso de Londres. Sólo la artimaña del exceso de trabajo fue la bendita herramienta que la mantuvo sin un minuto para pensar, para recordar, para sentirse frágil y quebradiza, para no prestar atención a sus sentimientos defraudados, que, después de todo el tiempo transcurrido, aún le hacían tanto daño. Los primeros meses del nuevo curso en Granada deberían haber sido la solución a su complicada situación emocional y la marea de sentimientos rotos y obligaciones ineludibles que la agobiaban de una forma muy complicada de barajar. Ella esperaba ir vaciando poco a poco su corazón, repleto de recuerdos plagados de inquietudes, pasión, ternura, afectos, presencias, ecos, sonidos, olores, pálpitos… y, sobre todo, de amor. Tanto amor, que la primera etapa tras su regreso a España, pensaba que iba a ahogarla cualquier noche al sentirlo atenazando su garganta, cuando su cabeza recostada en la almohada, la abrumaba pensando constantemente en Paul. Le costaba trabajo respirar al recordarlo y analizaba, todavía con impetuoso anhelo, su relación amorosa, su necesidad de Paul, su angustia por la distancia y su dolor por la traición. Contra todo ello, intentó imponerse cordura, examinar una vez más y con más detenimiento los términos de su pacto; pero todas las palabras habladas, todos los pormenores acordados, todo lo que pareció un dulce y mitigante epílogo, no bastaba para que ahora, en frío, se sintiese ridícula, estúpida, risible, víctima de los celos de una estudiante de arte dramático soberbia y retorcida con ínfulas de celebridad. Y los días pasaban y su herida parecía no sanar, nada de lo imaginado estaba surtiendo el efecto deseado. Se sentía igual de rota y destruida y lo peor era tener que disimularlo para no colgar a los demás la carga de sus errores. Sentía que, ante toda su estupidez, tan dolorosa, estaba sola y se dio cuenta de que, por mucho que lo intentara, nunca lograría borrar completamente el fugaz espejismo de la melancolía. Entonces le sobrevino la idea: demoler sus propios sentimientos de una forma suave, dejar pasar el tiempo sin esperar nada, pero esperándolo todo, intentando no sentirse herida y necesitando que ésa fuera la cura, al sumergirse en la vorágine diaria de las clases, los compañeros, el trabajo, el estudio; pretendiendo por todos los medios, cerrar la puerta de la añoranza y buscando desesperadamente abrir la liberación y la alegría renovada… No la encontró. En once largos meses de distancia y silencio, de duro trabajo y esfuerzo, la alegría no había pasado ni de lejos por su lado. Y ahora, sentada en el asiento de aquel autocar de línea, tenía el 18 móvil en la mano con un e-mail abierto en la pantalla que le comunicaba de una manera escueta y directa lo que en otro momento la habría hecho dar saltos de júbilo y ser la chica más feliz del universo. Sin embargo, todo eso sólo venía a complicar más su vida, enredándola de una manera insospechada, enfrentándola de nuevo a encarar el rostro del daño y el sufrimiento. El email le notificaba que había ganado el concurso de diseño con su proyecto y la maqueta que tanto Paul ponderó. Y, por lo tanto, era la feliz poseedora de la primera Beca Kershaw para estudiantes de arquitectura. En otras palabras, todo aquello significaba que su vuelta a Londres y al University College estaba garantizada bajo el auspicio de la Fundación Kershaw y The SAG, el gabinete de arquitectos al que pertenecía el padre de aquél a quien deseaba olvidar: Jim McClellan. Él, bajo la persuasión de su hijo Paul, había tenido mucho que ver en todo lo sucedido. Ella lo sabía, algo se lo voceaba con fuerza desde el interior de su alma, y estaba claro que, en otras circunstancias, habría gritado de alegría al saberse galardonada de una forma tan especial, pero la noticia no había logrado otra cosa que reabrir sus heridas, precariamente suturadas, y devolverla a la tristeza y al agobio de sus dudas y temores, a enfrentarse a sus sentimientos por Paul, los cuales había aparcado conscientemente, esperando el milagro de una curación ansiada o del desvanecimiento del olvido por la distancia y el tiempo pasado lejos de él en Granada. Después de una semana, no se lo había comunicado a nadie ni siquiera se lo había dicho a su hermana Carmen, que seguía durmiendo sobre su hombro ajena a sus pensamientos. ¿Para qué? Hubiese estado dándole la paliza con lo fantástico del asunto, sobre lo afortunada que había sido y la importancia de la beca e, incluso, habría despotricado diciendo que esos golpes de suerte pasaban siempre por su lado, pero nunca le sucedían a ella. Aunque, tal vez y sólo digo tal vez, Carmen se lo hubiese guardado para sus adentros de una manera cauta, por si en alguna ocasión sucedía lo inesperado y discutían... Carmen era así y no se daba cuenta de lo distinta que su vida era a la de su hermana, a pesar de ser tan parecidas. Ella no había padecido el dolor de Laura, tenía a George, era feliz, mantenía una relación que, aunque no había empezado con augurios de durabilidad, ahí estaba. George Hamilton, el chico de la ortodoncia y el pelo revuelto, aquel que parecía estar peleado con el peine, tímido y ocurrente, solícito, amistoso, leal y divertido seguía con Carmen Bernal después de todo ese tiempo, sobreviviendo a la separación impuesta, al estudio, a mil apuestas sobre que no durarían para el mes siguiente y quién sabe cuántas cosas más. Pero lo que estaba claro era que los sentimientos que les unían eran del todo férreos y resistentes. Lo estaban demostrando. Estaban unidos en la distancia, en el silencio, en el cansancio, en los proyectos… George y Carmen. Carmen y George. Parecían felices y lo eran, a pesar de todo. Por esa razón Laura pensaba que ya llegaría el momento adecuado para hacerla 19 partícipe de su suerte y que supiera la noticia de su regreso al Reino Unido, algo que la iba a desilusionar de una manera inevitable. Pero ese preciso instante, aún no había llegado. Y también lo dilataba porque sabía que no iba a ser fácil decirle a su hermana del alma, con quien siempre lo había compartido todo, que se distanciarían y que cada una seguiría diferentes caminos, se graduarían en distintos países y estudiarían por separado. Por eso callaba, ahora que la puerta de retorno a Londres se había abierto súbitamente, creando una repentina sensación de vértigo que se había instalado en su corazón. Se sentía fatal; no sólo por lo que significaba estar lejos de su familia y particularmente de su hermana Carmen, sino porque la ocasión hacía inevitable volver a ver a Paul al regresar a la Escuela Bartlett. De momento, todo cobró vida en su mente y el tiempo no pareció haber transcurrido, devolviéndola al punto de partida en los últimos días en el Reino Unido y después de su vuelta a casa, cuando ideó aquel inocente plan simplemente para tener una excusa y partir sin malos rollos y poder empezar a olvidarse de todo lo que había ocurrido en el curso en Londres durante su año como estudiante Erasmus. Guardó el móvil en el bolsillo de su pantalón sintiendo una conocida punzada en el pecho que la ponía muy nerviosa. La sola idea de hacer caso omiso al mensaje que encerraba aquel correo electrónico era ya un atentado a sus principios, pero estaba confusa y no sabía qué decisión iba a tomar. Quería huir, huir muy lejos y no recordar. Aunque las perfectas frases escritas en el e-mail, llenas de giros ampulosos y expresiones epistolares concretas, la estaban invitando a regresar y encarar lo que tanto había estado tratando de evitar, la obligaban a ser consecuente con ella misma, pero sobre todo con su familia. Cerró los ojos intentando infructuosamente dormir. Los perturbadores detalles del curso Erasmus invadieron con una rapidez increíble el horizonte de su memoria en el prólogo de un sueño que ella quería imponerse para no seguir excavando en todas aquellas cosas que la hicieron tan feliz, pero a la vez, tan desgraciada. No quería ver en su mente las caras que había intentado borrar; los detalles del día a día; la alegría del grupo de estudios; sus desayunos apresurados en la residencia a base de café bien cargado y tazones de porridge, las gachas de avena con leche que a Carmen le gustaban tan poco y que ella alegraba echándole fruta, o los re-desayunos en Costa Coffee, en el Gordon’s o en el Print Room, cargados de prisas y de libros y carpetas de bocetos. Unos apresurados como un relámpago, otros más relajados, en los que podían compartir pareceres o hablar del tiempo para salirse del tema, después de las primeras clases. Sus viajes, a Salisbury, la feria de Chorleywood, donde encontraron a la extraña y enigmática pitonisa, la zíngara echadora de cartas y sus advertencias, que Laura no comprendió y debió haber comprendido a tiempo, las mil palabras de amor; el tacto de sus manos; el dulzor de sus besos; la calidez de su cuerpo; la limpieza de su mirada… Todo aparecía de repente, como había estado apareciendo siempre que intentaba dormir; en el preámbulo de la inconsciencia, donde su ser interno intentaba gritarle que no se opusiera más, que se dejara llevar por el destino, que nada de lo que hiciera o ideara hacer resultaría para apartarla de su sino… Una vez más Laura se durmió con todas aquellas ideas dando vueltas en su cabeza, visionando imágenes conocidas que la hicieron dichosa, pero, que ahora, le aparecían deslucidas y opacas, como si fueran las viejas fotografías en blanco y negro de los años cincuenta de uno de los álbumes de fotos de su abuela. Nada tenía el color real, porque nada había sido verdaderamente real. En su mente, a punto de abandonarse definitivamente al letargo, ahora todo eran retazos desprendidos de sus instantes concretos, y a la vez aislados; parecían monigotes recortables y pendientes de un hilo invisible que la envolvía para unirla a todos ellos, como un monigote más, de una manera por completo triste e indeseada. No pasó más de una hora cuando el autocar se detuvo en la estación de autobuses junto a la del ferrocarril María Zambrano en Málaga capital. Pero, las chicas estaban tan agotadas que no se dieron cuenta y siguieron dormidas hasta que el conductor cayó en la cuenta de que había dos muchachas en los asientos traseros de su vehículo, que no habían bajado como el resto de viajeros. 
—Señoritas… ¿Me oyen, señoritas? —dijo por segunda vez el conductor del autocar dándole unos golpecitos en el hombro—. Despierten, señoritas, que hemos llegado. ¿No querrán que las lleve de vuelta a Granada? Venga… despiértense, alguien, con cara de felicidad, las está esperando ahí fuera.
 Ese alguien era Francisco Bernal, el padre de las chicas. Siempre con su ajetreada vida de arquitecto técnico. Era un hombre bien parecido con unos preciosos ojos castaños, grandes y bondadosos, de nariz prominente y labios finos que escondía bajo un poblado bigote que, al igual que su cabello, era moreno, y como sus patillas, empezaba a platear. Siempre llevaba puestas unas gafas de sol Lotus, de pasta negra, bien caladas sobre su fuerte nariz, las cuales solía levantar sobre su frente cuando necesitaba ver sin tenerlas puestas. No era, lo que se pudiera decir, un hombre de una apostura arrogante, pero sin duda era atractivo y varonil. Vestía con un polo Ralph Lauren rosa fucsia y pantalón azul marino y estaba empezando a sudar por la frente, aun estando bajo la sombra de la marquesina. Pues, a pesar de ser las diez de la mañana, ya caía un sol de justicia, que prometía calentar con fuerza aquel día del estrenado verano malagueño. Francisco o Fran, como todo el mundo le conocía, no abandonaba ni por un instante su imagen de hombre ocupado; aunque fuera allí de pie, esperando recoger a sus hijas, vibrándole el corazón de ganas de verlas y abrazarlas, después de tantos meses, mientras cargaba al hombro con el maletín del ordenador y el móvil en la mano, para llamar a éste y al otro, fijando citas en la agenda de su i-Pad para el resto de la semana o del mes… la mayoría de las veces. Y, ahora, buscando a sus niñas que no aparecían por ningún lado después de un buen rato, tras la llegada del autocar, del que todos los pasajeros procedentes de Granada ya habían bajado. Ya tenían consigo, hasta el último de ellos, sus maletas y bolsas de viaje de la panza del vehículo. 
Fran comenzó a dudar si era aquél el autobús en donde viajarían sus hijas desde Granada y dudoso decidió consultar la agenda del móvil para asegurarse de que estaba en el lugar correcto, pues aquel jueves no iba a ser distinto para Fran Bernal, que enfrentaba otra jornada de obligaciones, con visitas a obras, estudios concienzudos de presupuestos de los costes, ajustes del coste del último proyecto aceptado por su jefe, citas con varios clientes para planificar las obras, y extensión de varios certificados de seguridad en los trabajos concluidos… En definitiva, un sinfín de actividades que limitaban su tiempo de una manera atroz y a los cuales había renunciado voluntariamente aquella mañana, sólo por ser el primero en abrazar a Laura y a Carmen. El móvil le aseguró que era el día y la hora y comenzó a repiquetear el tintineo de su tono sin entender de nada, pero Fran miró la procedencia de la llamada y ese cliente iba a tener que esperarse. Al ver que no bajaba ya nadie más del autocar, decidió, un poco preocupado, acercarse al personal de la compañía para preguntar por ellas. 
—Hola, buenos días, por favor… —le dijo a un empleado que estaba ayudando a terminar de vaciar el maletero del gran autocar—. Quisiera saber… Mejor dicho, ¿podría confirmarme si han bajado ya todos los pasajeros de este coche? —inquirió Fran un poco alarmado, señalando con el dedo el autocar, y recordó entonces que también había hablado con Carmen, y ella le había corroborado que salían de Granada a las ocho y cuarto 
—No —le contestó el hombre, notando en su cara una pizca de ansiedad y desconcierto—. Quedan dos jovencitas que venían sentadas atrás. ¡Mírelas! Ahí aparecen las niñas. 
—¡Gracias! Son mis hijas, sabe… —dijo Fran Bernal esbozando una pálida sonrisa de gratitud, dirigiéndose al encuentro de las chicas inmediatamente. 
 —Ya imagino. Muy guapas las dos niñas. 
 —Gracias, sí. Son las niñas de mis ojos. Guapas es poco. 
 —Eso son palabras de padre… Ya lo creo. ¡Que tenga buen día, amigo! 
Laura fue la primera en bajar y correr a colgarse del cuello de su padre en un saludo que duró minutos. Asida al cuello, buscaba el calor de la seguridad que Fran siempre le daba, quería encontrar en él la entereza necesaria para contarle toda la verdad. Pero no podía contar toda su verdad, precisamente, porque nunca se la había contado a él. Sólo su madre la sabía, así que todavía le tocaba esperar un poco más hasta encontrarse con ella y poder desahogarse. Carmen fue detrás, abrazó a su padre de una manera que no hicieron falta más palabras para decirle que estaba loquita por regresar a casa y que se sentía plenamente feliz de estar de vuelta para disfrutar del verano, hacer realidad sus proyectos que, con tanta ilusión, George Hamilton y ella habían fraguado durante el invierno. George volvería a visitarla, como había hecho el año anterior. Carmen se sentía feliz simplemente porque estaba profundamente enamorada de él y se esforzaba por mantener viva la relación con el joven británico a pesar de la distancia, cuando ella al principio no daba ni un penique porque todo durara más de los meses que duró su estancia Erasmus. Pero, contra todo pronóstico, allí estaban los dos, construyendo el futuro con algo más que ilusiones fraguadas sobre la almohada, compartidas por Skype, o ideas instantáneas contadas con toda urgencia por WhatsApp. La suya, se podía decir que era una relación que empezaba a ser bonita, sólida y con tintes perdurables.
 —Os veo muy bien, hijas —afirmó Fran Bernal observándolas con orgullo de arriba abajo—. Pero contadme cómo ha sido ese fin de curso y si traéis algún proyecto de viaje cultural para este verano… No sé… ¡Contadme! 
—Estamos tan cansadas, papá, que ni ganas de hablar hay —afirmó Carmen dándole otro beso en la mejilla—. Pero te quiero y tenía muchas ganas de verte. El curso se me ha hecho eterno… 
―Bueno, ya llegó el verano y el calor, la playa que tanto os gusta y el bien ganado descanso. Y mi otra niña, Laura, ¿no me cuentas nada? Seguro que tienes planeada una ruta a un recóndito lugar al que quieres arrastrarnos a mamá y a mí. 
—Bueno, papi… alguna idea de viaje traigo en la cabeza   
manifestó Laura con precaución—… Aunque he de avisarte que la idea no es mía y que no me ha vuelto loca conocer que he de regresar a ese lugar de nuevo, porque esta vez no voy a arrastrar ni a mamá ni a ti ni a nadie; Sin embargo, sé que no podré negarme, porque es una oportunidad de oro y esas cosas hay que saber aprovecharlas al máximo. Al menos es lo que todos me vais a decir, conforme lo sepáis, y más de una vez, me temo… 
 —¿Y adónde tienes que ir tú solita? ¿A Italia, a Grecia, a Egipto? 
—Fran al notar, por la cara de su hija, que no había acertado en su pronóstico, se atrevió a sugerir—. ¿Quizá a China? 
La pausa, que precedió a la respuesta de Laura, ya le podría haber dado a su padre una pista de todo lo que estaba dejándole saber con su actitud nada favorable al viaje del que hablaba. No hubiera sido difícil para Fran, si hubiese estado más atento a los mensajes no verbales de su hija, descubrir que, lo que estaba a punto de contarle Laura, guardaba un trasfondo especial y nada fácil para ella; pero, demasiadas cosas en la cabeza de Fran, impidieron que notara el mensaje que aquel silencio le estaba gritando. —A Londres, papi —dejó caer la joven sin darle más importancia, aunque para ella era todo lo contrario—. Contra todo pronóstico por mi parte y sin esforzarme demasiado, me han comunicado que he ganado la Beca Kershaw y podré terminar mis estudios en la UCL. ¡Genial! 
—ironizó con el ánimo desinflado—. ¿Verdad? Tanto Fran como Carmen se habían quedado sin palabras, miraban a Laura quien esperaba una reacción de apoyo, pero en caso contrario, deseaba saber qué actitud tomar; si alegrarse o no, porque sabía que su familia no estaba dispuesta a dejarla aventurarse de nuevo en la capital británica para evitarle más problemas de los que ya había tenido. A lo que ella estaba prevenida y lista para dejarse convencer por ellos de que la idea de regresar no era tan maravillosa como parecía o, por el contrario, quería saber agradecer y soportar el entusiasmo de su familia, que saltarían de alegría por la noticia tan estupenda (era lo más lógico) y la animarían a volver al London University College a terminar su carrera de una manera excepcional e inigualable. 
—Pero eso… ¡Eso es fantástico, hija! —exclamó Fran Bernal sosteniéndola por los hombros para mirarla de frente a los ojos—. Es lo más extraordinario que te podía pasar en la vida. ¡Tu proyecto premiado, incluso antes de terminar la carrera! ¡Eres un portento, hija! ¡Un genio del diseño! No puedes hacerte una idea lo que eso significa para mamá y para mí. Cuando lo sepa, saltará de alegría. Y cuéntame, ¿cómo ha sido todo? ¿Cuándo te lo han confirmado? ¿Qué planes tienes?
 —Ninguno por ahora, papá… No he tenido mucho tiempo para hacer planes, estoy casi tan sorprendida como tú todavía. Pero te veo muy alterado por la noticia y siéndote sincera, papá, creo, que con respecto a la idea de lo que volver a la UCL significa, tenemos unos puntos de vista muy distintos. Y no pongas esa cara, sabes muy bien por qué.
 —Tonterías, hija, ya veremos la forma de solucionar tus problemas con respecto a ese asunto que ocurrió, que no debe preocuparte más. Tampoco fue algo de otro mundo. Todos hemos vivido desamores en nuestra juventud. Y lo que ese chico fue no debes de recordarlo nada más que como un amor de facultad, como hay amores de verano o amores de campamento… Son relaciones pasajeras, bonitas, de gente que llega a tu vida, pero no se quedan en ella. Son divertidos, no te lo voy a negar. Pero, ¿trascendentes? Para nada, cariño. Cuando el amor verdadero llega es algo muy distinto a los tonteos que tenemos cuando estamos en la universidad. 
—Carmen miró a su hermana y encogió los hombros, Laura continuó escuchando como si su padre estuviera hablando de otra persona—. Estas cosas no dejan de suceder a cada momento en cualquier parte del mundo, porque cuando eres joven, te enamoras y te desenamoras con la misma facilidad con que te cambias de zapatos. Y los chicos más. Por eso hay disgustos y peleas que nos hacen pensar que nos vamos a morir y que estamos viviendo lo peor de nuestra vida. Pero no es así, cariño, para nada es así. Después, cuando todo ese tiempo maravilloso pasa, acaba la universidad y empieza la verdadera vida, la mayoría de los compañeros quedan atrás formando parte de unos recuerdos imborrables, tan sólo unos cuantos siguen siendo tus amigos, y a veces ni eso. Así que, escúchame bien: Basar esta decisión en algo tan efímero como en un amor de curso Erasmus, denotaría tu falta de madurez y ambición en vida. Tú vas a ser una gran arquitecta, yo lo sé, hija. Así que olvídate de ese chico, agarra tu futuro con las dos manos y no lo dejes escapar. Él no es nada más que agua pasada, aunque lo vuelvas a ver. Debes procurar ser fuerte y olvidarlo. Laura miró a su padre con ojos atentos, profundos intentando comprender el significado de sus palabras, sin lograrlo. El pobre no tenía ni idea lo que había supuesto para ella todo lo sucedido; de hecho, no sabía ni la mitad de la historia y en consecuencia podía disculpar sus palabras que, sólo llevadas por el amor de padre hacia ella, tenían su sentido. Comprendía las razones de su padre de hablar así y decidió que las tendría en cuenta cuando tomara su decisión.
—Dame un abrazo, corazón, que estoy muy orgulloso de ti. 
—Papá —le sonrió abrazándose a su cintura como había hecho siempre de niña, esperando poder abarcarle completamente, ya lo había logrado y eso le hizo sonreír una vez más al comprobarlo. Fran Bernal la acogió entre sus brazos y la estrechó con ternura. Desde los brazos de su padre, dejándose llevar de la alegría, Laura miraba a Carmen en espera de su reacción. Pero Carmen aún no había reaccionado; estaba paralizada por la noticia y trataba de procesar, a gran velocidad en su mente, todas y cada una de las realidades que se configuraban con aquella inesperada noticia. Se sentía contenta, sí; pero, si ganar la beca significaba un billete de regreso a Londres para su hermana, para ella significaba quedarse sola en Málaga, como mucho en Granada, y eso no la entusiasmó. 
—¿Desde cuándo lo sabes? —le preguntó por fin un tanto atónita todavía sin poderse creer el silencio con que durante días Laura había guardado la noticia—. ¿Cómo no me habías dicho nada? ¿Cómo has podido estar callándote semejante cosa? 
—Unos días, sólo unos días. Perdona, si no te he dicho nada, aunque tú ya sabes cómo me siento yo con respecto a esto de volver… Tenía mucho en que pensar. No ha sido fácil, pero ya sé que voy a hacer. —Bueno… ya sé… tú siempre pensando en lo mismo. Aunque si estás pensando en rechazarla, pásamela a mí, La aceptaría de mil amores —admitió con una leve actitud de pelusa inevitable, aunque sabiendo que su hermana no iba a rechazar la oportunidad que le ofrecían—. Sabiendo lo que significa para ti volver a estudiar en la UCL, no me queda nada más que felicitarte. Eres un genio, tía, y te lo has currado basto. Pero sabiendo a quien encontrarás allí, no sé si darte mis más sentidas condolencias… 
—¿Te importaría que hablásemos de esto en casa, Mamen? 
 —Lo comprendo, no te preocupes, seguimos hablando en otro momento. 
 —Cuando lleguemos a casa ya te cuento todo, te lo prometo. 
 —Eso espero, tía, que estás más callada últimamente que una monja cartujana. 
 —No quería abrumarte con mis dudas… Perdóname, bastante te he dado ya la brasa con todo este tema… Tú has sido mi paño de lágrimas, Carmen, y no quiero cargarte con más de lo mismo. 
—Vaya, eso de no querer abrumarme será nuevo, pero es un detalle, bonica —se rio. Se abrazaron con fuerza, queriéndose transmitir la intensidad de sus sentimientos en aquel sincero gesto fraternal y deseando a la vez que su padre las dejara en casa para poder hablar del tema con amplitud, sin ambages. En el fondo Laura no sabía porque lo había soltado en ese lugar público, de aquella forma tan repentina. Pero había salido de esa manera y ahora no se arrepentía. Ya estaba dicho. Pero, ¿estaba ella preparada para soportar la presión que se le venía encima? Ni por un momento lo había pensado. Y sabía muy bien que nadie en la familia Bernal, estaba dispuesto a aceptar que dejara pasar esa oportunidad, por muchos argumentos convincentes que ella les ofreciera. 
—¡Bien! —afirmó Fran consultando el reloj—. Mis reinas, ahora tengo prisa. Son las 10:30 y a las 11:30 tengo una cita importante. Así que coged todo lo que podáis de esta mini mudanza y carguémoslo en el coche. No está lejos. Os dejo en casa con mamá y me voy a trabajar. 
—¿Y Miguel? —inquirió Carmen pensando en el torbellino de su hermano pequeño, que ya no era tan pequeño. 
—Sí, ¿dónde está mi ratón? —secundó Laura llamándolo así cariñosamente—. Tengo muchas ganas de verle. 
—En el cole, ¿dónde va a estar? Todavía le quedan unas semanas. ¡Qué largo se va a hacer el verano con Miguelito dando guerra en casa con la Play Station! Pero, qué le vamos a hacer. Cuando nos vayamos de vacaciones a Tenerife, lo subiremos en un camello y le diremos al camellero que no pare de darle vueltas a la isla… ¿Nos vamos? 
 —¡Vamos, papi! —dijeron las dos riéndose contentas imaginando al camello llevando entre sus dos gibas a su hermano de un lado para otro sin parar—. ¿Mi ratón subido en un camello?... ¡Pobre camello!

lunes, 12 de febrero de 2024

Asignaturas Pendientes (Una Erasmus para Laura II parte)

             

                          



        Enlaces al la página del Ateneo de Málaga donde se hablas de mi nueva novela 

                  Asignaturas Pendientes.                      


                                https://ateneomalaga.org/actividades/asignaturas-pendientes 

                     https://www.facebook.com/share/p/SqqfXi4eisbzf8rT/?mibextid=WC7FNe




En este QR podréis ver el bookráiler de la novela.








Asignaturas Pendientes (Una Erasmus para Laura, II parte)



 Y LLEGA MI NUEVA NOVELA.

Por fin ha sido publicada el pasado mes de enero la segunda parte de la serie Una Erasmus para Laura. Esta vez ha sido editada por Amazon, para que esté al alcance de todo el mundo. Su título: 


                      "ASIGNATURAS PENDIENTES"


Su trama... Si te gustó una Erasmus para Laura (Ed, del Genal 2020), esta segunda parte  tiene todo lo que en la primera quedó abierto. La respuesta a la interrogante: ¿Qué pasó con Paul y con Laura? Su relación continuó o se quedó perdida entre la cruel venganza de Jane Archer, los celos, la separación y la enorme distancia que los separó al volver ella del curso Erasmus a  su Málaga natal? ¿Cómo afectó su experiencia Erasmus a sus estudios de Arquitectura? ¿Cómo enfocó su nueva vida al regresar con el lastre emocional del fracaso  sentimental que vivió? ¿Crees que Paul McClellan siguió amándola de la misma manera loca y absoluta que al principio o él también pagó un precio por todo lo sucedido?

Descúbrelo entre las páginas de. Asignatura pendientes (Amazon)  Se presentará el próximo 15 de febrero en el Ateneo de Málaga a las 19.00 h.  La entrada es gratuita hasta completar aforo.



La portada. (Preciosa, ¿verdad?)







sábado, 31 de diciembre de 2022

Presentación de AS DE DIAMANTES el 22-12-2022

 


      Hola, el pasado día 22 de diciembre tuvo una tarde mágica y fue porque todos los que acudieron a la presentación de mi novela AS DE DIAMANTES en la Biblioteca Pública del Estado- Provincial de Málaga me transmitieron ese calor y esa energía especial que se desarrolla cuando las personas afines generan esa empatía y cariño. Esta vez fue hacia mi novela y hacia mi misma, como autora.

Una tarde Mágica, como digo, llena de cercanía y encanto. Gracias por estar ahí, por traerme la felicidad de saberos cerca, Gracias a Antonio Montoro Gómez (presidente del Coectivo Malagueño de Escritores, al que me enorgullezco de pertenecer) por ser mi presentador, por su trabajo y dedicación, hecho con tanto esmero y cariño hacia mi persona.

Gracias a mi quería amiga la doctora en Filosofía y Letras, Francisca Íñiguez por su preciosa y amable lectura.

Gracias a mi familia y amigos. Gracias Tonia Morales, (directora de la biblioteca) por ofrecerme este genial espacio para presentar mi novela.

Me sentí muy arropaday solo deseo que AS DE DIAMANTES llene vuestro ratos de lectura de felicidad y diversión y os lleve por el mundo de Alexa Delaney, su protagonista, para que vivíais desde sus ojos la fascinante historia que encierran sus páginas. Yo seguiré escribiendo mientras tanto, trayendo más ilusiones y aventuras para todos.

Aquí os dejo algunas fotos del evento.


AS DE DIAMANTES. De venta en librerías, pagina web de la editorial Con M de mujer y Amazon.


























 

jueves, 15 de diciembre de 2022

As de Diamantes



 Sinopsis





Alexa Delaney tenía un futuro prometedor, cuando al salir de la universidad

 graduada en Historia del Arte,  ella y su novio, Frank Kumari

 comenzaron como becarios en la prestigiosa galería de arte y 

casa de subastas londinense  Atrium. 

Pero su sentido de la honradez, le hace corregir lo que ella piensa 

 que eran equivocaciones  en torno a los cuadros 

con los que allí se comerciaba, siendo, por ello, objeto de bullying

por parte de su jefe. Sam Foster. 

Esto la empuja a renunciar a sus sueños y abandona lo que era 

su mayor ilusión  y encaminar su vida

 por el mundo del interiorismo. 

De la mano de Lenna Barton, directora de una prestigiosa firma 

de interioristas con sede en la City, 

conoce a la familia Blackbourne, propietaria de un conocido cuadro: As de Diamantes

pintado por uno de los pintores favoritos de Alexa, el celebre y desaparecido  

Childe Winslow. 

El cuadro es el regalo de Justin Blackbourne a su esposa en su quinto aniversario de boda. 

Una pintura célebre, fascinante, valiosa, 

que levanta todo tipo de pasiones al contemplarlo. 

Admirado por muchos, ambicionado por demasiados,  la lucha por la posesión del cuadro

provoca todo tipo de pasiones, hasta incluso el asesinato.

 Alexa, conocedora de los secretos en las técnicas pictóricas de Winslow, 

descubre secretos recónditos y abrumadores en el lienzo

 que le harán embarcase en una aventura disparatada y peligrosa

 junto al hijo de Justin Blackbourne, 

Tyron:  un controvertido escritor de Bestsellers de quien, con reparos, 

 Alexa acabará  enamorándose en el transcurso de sus pesquisas.

As de Diamantes es una novela apasionante,

 donde la vida cotidiana fluye con naturalidad llevando a sus 

personajes a enfrentarse con el día a día de sus vidas 

y a las relaciones humanas, nunca fáciles.

 Sin embargo, los descubrimientos de Alexa hacen

 que  todo cambie y también  se enfrenten a misterios, ambiciones,

 celos, conspiraciones, fraudes y peligros para restablecer

 lo que la falsedad y los engaños del cabeza de familia

 de los Blackbourne, Justin, ocasionaron



 

Esta palpitante historia de género de misterio-policiaco 

te llevará por el Londres del siglo XXI:

moderno, vibrante, actual; donde la gente corriente, 

vive, trabaja, se enamora…,sin conocer que, posiblemente

 al otro lado de la calle, 

se está conspirando por el poder absoluto.



   






Invitación a la presentación de la novela As de Diamantes

     
  

Presentación de mi nueva novela

 

 

As de Diamantes 


Booktrailer de As de Diamantes

Una historia que te atrapará desde el principio hasta su última página



Invitación a la presentación el próximo 22-12-22.
BIBLIOTECA PROVINCIAL DE MÁLAGA.
Avda. Europa 49.
Presenta el escritor. ANTONIO MONTORO GÓMEZ.
Presidente del Colectivo Malagueño de Escritores.


Portada


¡No la dejes escapar!



domingo, 20 de marzo de 2022

Encuentro con Escritoras Malagueñas.

                 


                  Una experiencia muy especial.


            Como cada año al llegar el mes de marzo llega la conmemoración del Día Internacional de la          Mujer. Este año Mis compañeras del Colectivo de Escritores Malagueño hemos aunado nuestros esfuerzos y hemos realizado juntos a la organizadora de estos  encuentros Irene en el IES Universidad Laboral de Málaga. haciendo un acercamientos a los chicos y chicas que estudian en el centro un acercamientos al mundo de la literatura y de la  creación literaria.  Una apasionante experiencia que nos ha acercado a todos de una forma muy especial.  También hemos visitado con tal motivo las emisoras de Radio Málaga Onda Color, Malaca Ole, y el plató televisivo de PTV Málaga en el programa de Diego Banderas. Málaga TeVé.  Espero que os gusten las fotos y los vídeos.



                  Algunas fotos destacadas de ese día en el IES Universidad Laboral.













Que las hadas y musas elijan un capítulo para ti. Con suerte te quedas a compartir esta aventura.


Ver una entrada al azar

¿Qué te atrae más de la novela y te hace disfrutar de ella? (puedes elegir más de una respuesta)

¿En que capítulo de la novela te enganchaste?

Save creative